¿Qué significa ser una chica escrita por Taylor, Gracie, Billie, Olivia y Sabrina?
Les dije mis problemas y ellas lo escribieron a la perfección.
He crecido con ellas.
De niña, no sabía realmente quiénes eran —hablo de Taylor, Olivia y Sabrina—.
Las veía en algunos videos de YouTube, en series o películas de Disney Channel, las escuchaba de fondo en la radio. Oía sus nombres, pero no imaginaba lo mucho que cambiarían mi vida. No sabía que esa niña que escuchaba su música volvería a ellas tiempo después, en una versión distinta: una versión más grande, más consciente.
Las he escuchado durante toda mi adolescencia y, ahora que soy adulta, siguen siendo parte de mi vida diaria.
Las he puesto llorando en mi cuarto por alguna situación en particular, de camino a la escuela, mientras escribo, haciendo el quehacer, después de haber tenido un corazón roto, luego de pasar horas viéndome en el espejo pensando que nunca seré lo suficientemente bonita o simplemente para acallar mis pensamientos. Pero no hay un solo día en el que su música no esté presente. Porque gracias a ellas, puedo decir con seguridad que han moldeado muchas partes de la persona que soy ahora.
Conocí a Billie en pandemia, una época donde cada semana descubría a un artista nuevo. Durante esos días lo único que hacía era escuchar todos sus álbumes, uno tras otro. A Gracie la conocí por la serie de navideña Dash & Lily, y me volví a toparme con ella en una playlist de uno de mis libros favoritos: Todos los lugares que mantuvimos en secreto. Desde entonces, ambas son parte fundamental de mí. De quién soy.
Estoy al pendiente cada vez que sacan nueva música, lista para ponerla en repeat. Para llorar a mares. Para bailar alrededor de mi cuarto. Para escribir historias. Para sentirme identificada con cada palabra.
Sin embargo, voy a sincerarme: no ha sido fácil crecer siendo una fangirl. Especialmente cuando una de ellas —Taylor Swift— recibe tanto hate. Si antes no entendía por qué, ahora mucho menos. Me han criticado, me han juzgado con la mirada por defenderla cuando alguien dice algo malo sobre ella o tacha su música de “simple” cuando nunca se han dado el tiempo de escuchar con atención sus canciones. Me han hecho sentir patética, como si amar intensamente algo fuera motivo de burla.
No me malinterpreten, pero no me parece justo que, en su mayoría, sean los hombres quienes se burlen de nuestros gustos musicales o de las personas que decidimos admirar, como si fuera un crimen, como si no tuviéramos derecho a disfrutar de lo que nos gusta, de ser felices. Ellos no nos entienden. Pero nadie les dice nada cuando se emocionan, gritan y se pelean por ver un partido de fútbol o cualquier otro deporte. Así como se respeta su entusiasmo y fanatismo, deberían hacer lo mismo con nosotras.
Lo que muchos no entienden es que no es solo música. Son letras que entendieron lo que yo no sabía cómo explicar. Y no solo Taylor. También Gracie, Olivia, Billie, Sabrina… ellas me enseñaron que sentir mucho no es una debilidad. Es una forma de existir. Una forma de expresarse.
Es como si ellas pudieran ver a través de mí y de quién soy. Me hacen sentir que valgo, que soy alguien. Me hacen sentir menos sola. Me hacen creer que mis sueños valen la pena, aunque el camino sea difícil. Me hacen sentir acompañada, incluso en los días más grises.
Me han enseñado a defender lo que creo, incluso si nadie más está de acuerdo. Me han enseñado sobre el poder femenino. Me han enseñado a no quedarme callada. Me han enseñado que el problema no somos nosotras. Que no importa si eres bonita o no, el hombre que no sabe respetar y ser fiel, igual termina engañado. Me enseñaron a secarme las lágrimas y seguir adelante. Me enseñaron a nunca rendirme. Me enseñaron que está bien ser yo misma. Me enseñaron que no tengo que castigar a mi cuerpo de hambre. Me enseñaron a respetarme. Me enseñaron que tengo que aprender a disfrutar de mi juventud. Me enseñaron que en el dolor también hay belleza, y que puedes crear cosas increíbles con él. Me han enseñado tantas cosas, que un solo artículo no me alcanza. Pero quiero intentarlo. Porque ellas se lo merecen.
Creo que el momento en el que más marcaron una diferencia de la persona que era y en la que me he convertido, sin duda fue en la adolescencia. Olivia entiende muy bien lo que significa ser adolescente, sus canciones logran expresarlo increíblemente bien. Logra capturar todo lo que muchos sentimos y hemos experimentado. Sobre rupturas, en especial cuando se trata de amor porque este nunca es lógico. Sobre crecer y sentir que jamás serás tan bonita como el resto, sobre la envidia de ver todo lo que las demás tienen excepto tú. Sobre los cumpleaños, pensando que has dejado pasar tus mejores años mientras todos dicen que tienes una vida por delante. Siempre dicen que las cosas mejoran cuando creces, ¿pero y si no es así?
Sobre cambiar cosas de ti para gustarle a ese chico que tantos quieres, leer libros de crecimiento personal en vez de novelas románticas, saber cómo le gusta el café por las mañanas, saber cada pequeño detalle para jamás ser la elegida, porque nunca serás suficiente para ese alguien.
Olivia me ha entendido. Y sabe lo difícil que es esta parte de la vida. Ella lo ha cantado, lo ha sentido y lo ha vivido. Y le agradezco por ello, porque sin su música no sabría qué hubiera hecho. La adolescencia pesa un poco menos.
Cada una de ellas tiene una canción para cada situación. Así que nunca me aburro de escucharlas. Son un rayo de sol en medio de la tormenta. Hacen más ligera la vida. Todas tienen un papel importante.
A Sabrina la empecé a escuchar más con su álbum emails i can’t send. No pude evitar llorar con muchas de las canciones que escribió, porque sentía cada línea como si hubiese sido escrita desde mi propio corazón. Al principio era música que me inspiraba para una historia que tenía en mente… luego me di cuenta de que me estaba sucediendo a mí. Ella supo poner en palabras lo mucho que puedes llegar a querer a alguien, lo enamorada que puedes estar, cómo puedes perder la cabeza por alguien que simplemente no supo valorarte. Lo peor es la forma tan cruel en la que te pueden lastimar, el daño que te provocan, sin ni siquiera darse cuenta. No necesitan mentirnos, porque eso ya lo hacemos nosotras mismas, y lo hacemos muy bien.
Sabrina no solo escribe sobre el dolor de un corazón roto. También escribe sobre el enojo, la injusticia, la confusión que llega después. Sobre tener que recomponerte aunque nadie te enseñó cómo. Sobre reconstruirte sola mientras el otro sigue su vida como si nada. Y en ese proceso, ella también habla del self-worth, de aprender a soltar, de dejar de idealizar, de mirar hacia adentro y de cómo la rabia también puede transformarse en poder.
También ha pasado por momentos muy duros: las comparaciones, las burlas, el odio injustificado... solo porque le gustaba un chico. La culparon por cosas que nunca fueron su culpa. Eran jóvenes tratando de actuar como adultos. Eran jóvenes aprendiendo a amar. Entonces la entiendo, y siento que ella también me entiende. Porque yo estuve cerca de vivir algo parecido, y sé que si me hubiera pasado, el mundo también habría sido duro conmigo. Es duro con nosotras, siempre.
Mientras escribo este artículo, lo hago con una sonrisa… y con un pinchazo en el pecho. Porque tocar ciertas fibras sensibles de mi vida me hace recordar todo lo que he sentido a lo largo de los años. Al mismo tiempo me dan ganas de llorar, porque veo que he crecido con ellas. Pasé de ser una niña que cantaba sin entender del todo lo que decían las letras, a ser una adolescente —ahora adulta— que no solo las comprende, sino que las siente. Es desgarrador y reconfortante al mismo tiempo. Nunca he estado sola. No por completo.
Gracie… ella es un abrazo para toda mi tristeza, para cada pedazo roto que alguna vez me ha dolido más de lo que quisiera admitir. Cuando me he sentido perdida, deprimida, invisible… bastaba con reproducir sus dos álbumes This is What It Feels Like y Good Riddance para encontrar un poco de paz.
Porque ella canta sobre lo que no se dice en voz alta: el silencio que grita por dentro, la necesidad de ser vista, la lucha silenciosa de seguir adelante mientras nadie parece notarlo. Sus canciones son ese susurro que te recuerda que no estás sola sintiéndote así. Y eso, muchas veces, es suficiente para no rendirse.
Gracie me ha acompañado en mis días más grises, pero también ha estado en los más felices. Me enorgullece verla crecer, verla brillar y ser reconocida como se merece. Hay algo muy especial en sentir que has crecido con un artista, y verla triunfar se siente como si una parte de ti también lo estuviera haciendo. Cada canción suya tiene esa sensibilidad que solo alguien que ha sentido mucho puede poner en palabras. Ella escribe sobre el duelo, sobre perderse a uno mismo, sobre estancarse emocionalmente, sobre la tristeza que llega sin previo aviso y se queda más tiempo del que debería. Canta sobre romperle el corazón a alguien que amabas, sobre desear nunca haberlo conocido para no cargar con la culpa, sobre no saber si algún día vas a estar bien del todo.
Con Gracie aprendí que estar rota no es sinónimo de estar débil. Que llorar no te hace menos fuerte. Que a veces, lo más valiente que puedes hacer es sentirlo todo.
Muchas veces he preferido quedarme callada, tragarme mis problemas como si fueran fáciles de digerir. Pero es mejor eso a tener que incomodar a los demás. A tener que sentirme patética. A ver lástima en sus ojos o sentirme como una carga. No soporto cuando eso sucede.
Entonces recurro a la música. Siempre vuelvo a ella.
Y una de mis artistas favoritas que me ha inspirado profundamente es Billie Eilish. Recuerdo perfectamente la canción por la que la conocí: bad guy. Era famosísima, todos hablaban de ella y de su música, pero yo no le di tanta importancia en ese momento. Lo dejé pasar. No fue hasta la pandemia que empecé a conectar con ella de verdad. Fue entonces cuando sus canciones comenzaron a resonar más conmigo. Fue entonces cuando Billie se volvió parte de mí.
Me atrapó por su forma tan única y poética de escribir. Billie tiene esa habilidad de convertir pensamientos oscuros y emociones profundas en algo hermoso y honesto. Y sé que no soy la única que lo piensa. Millones de personas la han sentido así: como alguien que llegó justo en el momento más difícil, en el más desafiante… para sanar, para acompañar, para quedarse.
Billie te inspira a vivir una vida auténtica. A romper con los estereotipos, con las etiquetas, con las expectativas ajenas. A dejarte llevar por lo que te gusta, por lo que te mueve, sin pedir disculpas por ser diferente. Tiene un impacto enorme en este mundo, y no solo como artista, sino como mujer que ha sabido hacerse escuchar, aun cuando muchos intentaron silenciarla.
Me veo reflejada en ella. En su vulnerabilidad, en su honestidad, en esa capacidad de decir “esto es lo que siento” sin disfrazarlo. Billie ha crecido bajo la mirada del mundo entero, ha enfrentado presiones absurdas y ha vivido injusticias solo por ser mujer, solo por no encajar en el molde que querían para ella. Y aun así, sigue creando, sigue sanando, sigue luchando.
Ella hace que la gente se sienta escuchada. Comprendida. Menos sola. Es una mujer fuerte, llena de amor, compasión y valentía para hablar sobre lo que importa. Para hacernos sentir que está bien no estar bien. Que sentir no te debilita, te humaniza.
Por muchos años me he identificado con la música de ellas. Cuando tuve problemas con la comida y mi miedo a subir de peso, que incluso pasaba haciendo ejercicio tres veces al día, esperando ver una mejoría pronto. Cuando prefiero mirar al sol u otra cosa antes de ver mi reflejo en el espejo porque lo he odiado con fervor, he llorado y he querido arrancarme las partes que más detesto. Cuando he cambiado todo de mí para encajar pero ha sido inútil porque lo único que logré fue perderme a mí misma, sin formar parte de nada. Cuando me he visto a mí misma deseando volver en el tiempo porque siento que he dejado ir todo lo bueno, sin haber disfrutado de ello. Cuando me he pasado años deseando ser alguien más porque no soporto ser la persona que soy. Cuando no fui suficiente para ese chico que tanto quería, que me dejó con las manos vacías y algo más que un corazón roto. Cuando ardía en llamas, pero nadie lo notaba. Cuando me he preguntado para que estoy hecha. Cuando he sentido que yo soy el problema y me preocupa que siempre vaya a sentirme igual. Cuando he olvidado cómo ser feliz. Cuando todos me han hecho sentir que es mi culpa lo que sucede y me han hecho ver como la villana.
Ellas no lo saben, pero su música es como leer mi diario, es como haber estado toda mi vida acompañada por esa mejor amiga que siempre he querido. Son esa hermana mayor que sabe guiarme, que sabe qué decirme incluso cuando yo no lo sé. Me dan consejos y lecciones de vida para que yo no pase por lo mismo, y en caso de que sea mi situación, duela menos.
Por último, Taylor Alison Swift. Ni siquiera sé por dónde empezar con ella, porque Taylor no es solo mi artista favorita: ha sido mi compañera de vida.
Desde que era una niña, ha estado ahí. Tengo un video mío de cuando iba en primaria cantando Blank Space, sin tener ni idea de lo que hablaban sus letras, pero sintiendo algo que no podía explicar. Y ahora, después de tantos años, sigo recurriendo a ella… solo que esta vez lo entiendo todo. Entiendo el dolor de The Archer, cuando te sientes como el problema, algo así como en Anti-hero, cuando crees que por más que intentes, siempre vas a ser demasiado para algunos e insuficiente para otros. Entiendo lo que se siente ver pasar la vida desde afuera, como en mirrorball, intentando ser todo para todos, brillando aunque por dentro estés rota. Entiendo You’re On Your Own, Kid… porque así se siente crecer: sola, luchando, deseando que alguien te entienda. Y ella lo hace.
Taylor ha sido mi punto de retorno cada vez que me he perdido. Cada vez que el mundo me ha hecho sentir invisible, inadecuada, quebrada, ahí ha estado su voz, su piano, sus palabras. Ella me enseñó que está bien sentir intensamente. Que no debo avergonzarme por amar, por llorar, por escribir canciones (o artículos) sobre lo que me duele, me apasiona o me emociona. Me enseñó que incluso cuando el mundo entero te quiere callar, tú puedes volver más fuerte, más brillante. Like a phoenix, rising from the ashes.
Crecí con ella. Con sus letras como banda sonora de cada etapa de mi vida. Desde los días en los que soñaba con un amor de cuento de hadas como en Enchanted, hasta en los que entendí que el amor también duele como en All Too Well. Desde querer vivir una historia perfecta como en Love Story, hasta aprender a poner límites como en Bejeweled. Taylor ha estado ahí en mis inicios, en mis ruinas, en mis reconstrucciones. Ha crecido conmigo, y yo con ella.
Y sí, puede que nunca llegue a conocerme, pero eso no importa. Porque lo esencial ya está dicho, ya está sentido. Su música me ha abrazado en mis momentos más oscuros, me ha levantado cuando he querido rendirme, y me ha hecho bailar cuando más lo necesitaba. Y eso es suficiente. Eso es amor real, aunque venga a través de auriculares.
Al final del día, ella es mi artista reconfortante. A la que puedo volver una y otra vez sin miedo, sabiendo que siempre habrá una canción que me va a entender. Porque Taylor no solo escribe canciones… escribe pedacitos de nuestra vida.
Ellas son mis personas favoritas. No necesito que la gente entienda el por qué. No necesito que entiendan lo mucho que han hecho por mí y las veces que me han salvado. Me basta con saber yo la respuesta.
La gente puede burlarse, puede decir lo que quiera de ellas. Incluso pueden llamarme patética por ser una fangirl que ama con todo su corazón a un artista que ni siquiera me conoce, pero no hace falta que lo hagan. Y mientras ellos hablan mal de ellas durante horas, yo pienso en cómo su música me ha salvado en los peores días. Porque cuando he estado rota, ellas me han hecho sentir completa otra vez. Y aunque el mundo no lo entienda, sé que nadie las conoce mejor que yo.
Y para finalizar este artículo solo quiero decir: Una de las mejores cosas que me han pasado en la vida es vivir en un mismo mundo en donde ellas están presentes. Saber que hay millones de chicas allá afuera, justo como yo, es increíble. Porque sí, ellas son mi girlhood. Y saber que algún día podré asistir a los conciertos que me hacen falta para poder verlas me hace muy feliz. No solo porque voy a tener la oportunidad de estar ahí, sino porque miles de niñas y mujeres también van a estar en un lugar donde se sienten libres de emocionarse, de gritar, de llorar, de vestirse como quieran.Porque en ese espacio serán respetadas, y hasta admiradas por lo bonitas que se ven. Y no juzgadas. No criticadas.
Un lugar donde todas estamos conectadas gracias a su música. Donde somos libres.
Solo quiero agradecer a la música por existir.
He sido moldeada por varios artistas a lo largo de mi vida. Cada uno ha jugado un papel muy importante en mí, dejando una pequeña huella de lo mucho que significan para mí, acompañándome en mis peores y mejores momentos. Desde One Direction (y cada miembro por separado), Lana del Rey, The Beatles, Ariana Grande, Shawn Mendes, Lizzy McAlpine, FINNEAS, ABBA, entre muchísimos otros. Es una lista interminable, porque la música nunca ha faltado.
Crecer en un mundo donde todos ellos son mi girlhood es más que suficiente para sonreír.
Porque ser una chica escrita por ellas es una forma de existir con el corazón por delante. Lo digo en alto sintiéndome orgullosa y feliz de saber que ellas son parte de mí y que nadie jamás podrá quitarme eso. Nadie me entendería tan bien como ellas lo han hecho.
Les dejo una pequeña lista de canciones con las que más me he sentido identificada:
–Pretty isn’t pretty, Olivia Rodrigo.
–Mirrorball, Taylor Swift.
–SKINNY, Billie Eilish.
–Camdem, Gracie Abrams.
–Lie to girls, Sabrina Carpenter.
—The Archer, Taylor Swift.
–Making the bed, Olivia Rodrigo.
–Unsteady, Gracie Abrams.
—Block me out, Gracie Abrams.
–What I was made for?, Billie Eilish.
–This is me trying, Taylor Swift.
–A place in this world, Taylor Swift.
–Don’t smile, Sabrina Carpenter.
–Decode, Sabrina Carpenter.
–Logical, Olivia Rodrigo.
La verdad que la lista es muy larga, porque cada canción que escucho, canción que se queda conmigo. Aunque les dejo un cacho de ello.
Gracias por leerme,
con cariño,
Andrea <3
Me identifico tanto ✨
Wow me pareció increíble! Me inspiraste a crear algo parecido pero con mis artistas, claro si me permites inspirarme en tu post 🖤